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Nuestro prop贸sito com煤n

Los retos

Una imperante sensaci贸n de crisis

Son pocos los problemas que tienen una sola causa. Los retos a los que se enfrenta la democracia constitucional del pa铆s no son el resultado de acontecimientos concretos, de unos comicios espec铆ficos ni de una serie de decisiones. Los datos que existen sobre el estado de la vida pol铆tica y c铆vica en Estados Unidos, aunados con las conversaciones con estadounidenses que la Comisi贸n organiz贸 en casi medio centenar de lugares a lo largo y ancho del pa铆s, revelan que una multitud de factores afectan las interacciones de la gente con sus vecinos, con sus instituciones c铆vicas y con su gobierno. Estos factores son el resultado de muchas fuerzas, algunas de las cuales son de naturaleza local, mientras que otras son sist茅micas y de alcance global. Los principales factores que en el siglo XXI han generado tensiones sociales 鈥攗n entorno medi谩tico fragmentado, profundos cambios demogr谩ficos, la inteligencia artificial y otros avances tecnol贸gicos, la desigualdad econ贸mica, el poder centralizado y el cambio clim谩tico鈥 exigen una reevaluaci贸n de las instituciones pol铆ticas, de los ecosistemas de la sociedad civil y de las normas c铆vicas. Si no era claro antes de que la COVID鈥19 sacara a relucir las tensiones en la colectividad pol铆tica del pa铆s, ahora s铆 que es dolorosamente obvio.

Ning煤n conjunto de recomendaciones taxativas puede abordar todos estos retos y ninguna instituci贸n tiene el alcance necesario para influir en todos estos 谩mbitos. Con el fin de mejorar, fortalecer y mantener el ejercicio de la ciudadan铆a democr谩tica, tenemos que reconocer c贸mo estos retos coinciden e identificar las intersecciones entre nuestras instituciones pol铆ticas, la cultura c铆vica y la sociedad civil en las que una reforma podr铆a tener la mayor repercusi贸n. Asimismo, hace falta que encontremos el camino de regreso al amor por la patria y por el pr贸jimo. Hacemos hincapi茅 en la palabra amor. Lo que nos hace falta tiene que ver tanto con nuestras motivaciones como con los mecanismos de cambio.

La Comisi贸n realiz贸 su estudio siguiendo tres v铆as clave. Escudri帽贸 lo que ya exist铆a en datos cuantitativos, as铆 como la literatura sobre el compromiso pol铆tico y c铆vico, la transformaci贸n demogr谩fica, los cambios en los medios de comunicaci贸n y las condiciones socioecon贸micas. Consult贸 con numerosos acad茅micos y expertos. Celebr贸 en todo el pa铆s casi cincuenta sesiones para escuchar las voces de grupos diversos de estadounidenses, en poblaciones peque帽as, en zonas suburbanas y en algunas de las ciudades m谩s grandes. Estas investigaciones cuantitativas y cualitativas le permitieron a la Comisi贸n precisar un amplio conjunto de inquietudes en comunidades de todo el pa铆s. Pero tambi茅n le permitieron definir retos comunes a los que nos enfrentamos como pa铆s si queremos restaurar el funcionamiento de las instituciones pol铆ticas, la sociedad civil y la cultura c铆vica de Estados Unidos.

Durante los dos a帽os de trabajo de esta Comisi贸n, parec铆a que casi todas las semanas surg铆an nuevas encuestas, informes, proyectos y grupos de trabajo, y en cada uno se daba una explicaci贸n distinta de las condiciones actuales de los entornos pol铆tico, medi谩tico y cultural. Ciertos puntos clave son comunes en casi todas estas fuentes de informaci贸n. Uno es que la confianza p煤blica en el Gobierno federal est谩 estancada en m铆nimos hist贸ricos. La desconfianza general en el Gobierno federal se ha convertido en un marcador constante en la escena pol铆tica estadounidense rebasando m谩s de un per铆odo presidencial y legislativo. Seg煤n el Centro de Investigaciones Pew, en 2019 solo el diecisiete por ciento de los estadounidenses expres贸 confiar en que el Gobierno federal hiciera lo debido 芦casi siempre禄 (el tres por ciento) o 芦la mayor parte del tiempo禄 (el catorce por ciento).3 Hace veinte a帽os, m谩s del doble de los estadounidenses confiaba en el Gobierno federal siempre o la mayor parte del tiempo (el cuarenta por ciento). El Gobierno federal no es la 煤nica instituci贸n que ha visto caer su nivel de confianza en los 煤ltimos treinta a帽os. Los estadounidenses tambi茅n conf铆an menos que antes en las empresas, en los medios de comunicaci贸n y en las instituciones religiosas (aunque todav铆a conf铆an en buena medida en el estamento militar).4

M谩s recientemente, nuestra confianza en el pr贸jimo tambi茅n ha empezado a mostrar signos de estar decayendo. Si bien una mayor铆a significativa de estadounidenses conf铆a en que sus vecinos informen de problemas graves a las autoridades (el setenta y cinco por ciento), en que obedezcan la ley (el setenta y tres por ciento) y en que ayuden a los necesitados (el sesenta y nueve por ciento), tenemos mucha menos confianza en los dem谩s cuando entran en juego cuestiones pol铆ticas.5 En 2007, la mayor铆a de los estado颅unidenses confiaba en la sabidur铆a pol铆tica de sus conciudadanos. Pero, desde al menos 2015, esa confianza se ha transformado en escepticismo y hoy d铆a, el cincuenta y nueve por ciento de los estadounidenses conf铆a poco o nada en la sabidur铆a del pueblo estadounidense a la hora de tomar decisiones pol铆ticas.6 La confianza personal tanto en las instituciones como en los vecinos aumenta con la edad, la educaci贸n y los ingresos, y tambi茅n es mayor entre los blancos que entre los hispanos o afroestadounidenses.7

芦La verdad y la confianza. Hay tanto de malo ahora mismo con esta sociedad que llamamos democr谩tica. En una democracia uno tiene que creer en sus dirigentes. Uno tiene que creer que cuenta con la oportunidad de elegir a las personas que uno sabe que van a hablar por uno. Y uno tiene que confiar en ellos y ellos tienen que confiar en uno. Creo que en este mundo en el que estamos viviendo, todo est谩 estropeado禄.

鈥擫exington (Kentucky)

 

Sin embargo, los datos tambi茅n demuestran que los estadounidenses no aceptan esta coyuntura. Los encuestados afirman que, aunque la poca confianza en el gobierno y en el pr贸jimo complica la resoluci贸n de los problemas, es posible e importante tratar de mejorar la confianza. El ochenta y cuatro por ciento de los estadounidenses cree que la confianza que tenemos en el gobierno puede mejorarse, y el ochenta y seis por ciento piensa que podemos mejorar la confianza que tenemos en los dem谩s, sobre todo si logramos reducir el partidismo, hacer que las noticias sean m谩s objetivas y menos sensacionalistas, pasar m谩s tiempo con personas en lugar de en las redes sociales y ejercer la empat铆a.8 Por una parte, incluso antes de la pandemia de COVID鈥19 exist铆a una sensaci贸n de crisis, un temor a que no podemos contar unos con otros o con nuestras instituciones c铆vicas y pol铆ticas compartidas para que funcionen en pos de nuestros intereses comunes. Por otra parte, existe una sensaci贸n de esperanza de que esta situaci贸n puede cambiar, de que nuestros problemas no son irresolubles y de que, traba颅jando juntos en las comunidades, podemos reconstruir la confianza y la fiabilidad compartidas que son necesarias para el funcionamiento saludable de una democracia constitucional.

La pandemia de COVID鈥19 puso de manifiesto muchos de los desaf铆os que estudiamos con m谩s precisi贸n seguidamente: la desigualdad social y econ贸mica, las distorsiones en la representaci贸n, la debilidad y el mal funcionamiento de las instituciones, y el perturbador entorno informativo. Todos estos factores limitaron la capacidad de nuestra sociedad para responder a la crisis con rapidez y eficacia. Al mismo tiempo, incluso cuando el gobierno flaqueaba, ciudadanos de todo el pa铆s respondieron con una generosidad desinteresada, con un esp铆ritu de ayuda mutua, una voluntad de sacrificio por el bien com煤n, as铆 como con una creatividad e iniciativa inagotables que surgieron del pueblo. Esta experiencia subraya la necesidad de reinventar de manera fundamental la democracia estadounidense, as铆 como la riqueza c铆vica que abunda en una poblaci贸n capaz de organizarse para tomar acci贸n y dispuesta a fortalecer los v铆nculos comunales y el amor por la patria.

Las recomendaciones que presentamos aqu铆 se han elaborado para abordar las priorida颅des urgentes que hemos identificado durante casi dos a帽os de investigaci贸n.

 

La desigualdad econ贸mica: un factor contextual central

Las condiciones econ贸micas son un poderoso determinante del contexto de las conversaciones sobre la participaci贸n c铆vica, el gobierno, los medios de comunicaci贸n y la confianza. La elevada desigualdad que durante tanto tiempo ha imperado en Estados Unidos no solo hace que algunas personas tengan una voz mucho m谩s fuerte que otras en nuestra conversaci贸n pol铆tica, sino que tambi茅n impide que algunas personas participen en los procesos democr谩ticos. En muchas de las sesiones que celebr贸 la Comisi贸n para escuchar opiniones, algunos participantes hablaron de la imposibilidad de dedicar tiempo a asistir a las reuniones del concejo municipal o a votar en las elecciones primarias o generales, ya que tienen varios empleos y a la vez cuidan de sus hijos y otros familiares. El ingreso familiar de la mayor铆a de los estadounidenses lleva veinticinco a帽os relativamente estancado. De 1993 a 2017, el ingreso familiar real promedio del 99 % m谩s pobre de la poblaci贸n estadounidense creci贸 solo un 15.5鈥%, mientras que el ingreso del 1鈥% m谩s adinerado de las familias estadounidenses crecieron un 95.5鈥%.9 Antes del colapso econ贸mico provocado por la pandemia de COVID鈥19, la desigualdad econ贸mica en Estados Unidos era m谩s extrema que en cualquier otra 茅poca desde 1929. Esta hist贸rica concentraci贸n ascendente de los ingresos y la riqueza en Estados Unidos ha sido tanto causa como efecto de la falta de compromiso pol铆tico. Los estudios han demostrado que las prioridades del Congreso est谩n ahora en consonancia con las preferencias de los m谩s adinerados.10 Los estadounidenses de ingresos bajos y medios perciben correcta颅mente que es probable que prevalezcan los deseos de los ricos, y su respuesta es desentenderse de los pudientes en un c铆rculo vicioso.

El presidente de la Academia, David Oxtoby, con los copresidentes de la Comisi贸n, Stephen Heintz, Danielle Allen y Eric Liu (de izquierda a derecha).
El presidente de la Academia, David Oxtoby, con los copresidentes de la Comisi贸n, Stephen Heintz, Danielle Allen y Eric Liu (de izquierda a derecha).

La influencia real y percibida de los grandes donantes en las campa帽as pol铆ticas es otra cuesti贸n que surgi贸 con frecuencia en las sesiones organizadas por la Comisi贸n. En 2016, se calcul贸 que el costo combinado de las elecciones presidenciales y parlamentarias en Estados Unidos fue de 6300 millones de d贸lares (sin incluir ninguno de los gastos en campa帽as locales o estatales).11 Muchos estadounidenses opinan que, al equiparar el dinero con la palabra, hemos disminuido esa igualdad de representaci贸n que es tan fundamental en el modo en que nuestro pa铆s funciona. Como comentara un dirigente c铆vico en Phoenix (Arizona): 芦Parece que cuando el dinero habla, tiene mucho m谩s volumen que las voces禄. Las sesiones para escuchar a los ciudadanos no dejaron duda de que muchos estadounidenses creen que se ha producido un cambio en el funcionamiento de nuestro sistema pol铆tico y que, como resultado de este cambio, sistem谩ticamente muchas voces se han dejado de o铆r en la conversaci贸n pol铆tica. Aunque la realidad de la influencia del dinero en la pol铆tica es dif铆cil de desentra帽ar, los estadounidenses suelen expresar la opini贸n de que los resultados pol铆ticos se han visto distorsionados por la desigualdad de ingresos y riqueza. Esto apunta a una erosi贸n en la legitimidad de nuestras instituciones. En este informe se ofrecen recomendaciones de normas que cambiar谩n nuestro sistema pol铆tico con miras a reducir la influencia del dinero en el entorno pol铆tico, a darle peso a un mayor n煤mero de voces y a aumentar la legitimidad de nuestras instituciones a ojos de los ciudadanos.

La reforma democr谩tica no tiene por qu茅 esperar a que se apliquen los remedios econ贸micos. De hecho, una premisa subyacente de este informe es que para lograr una participaci贸n pol铆tica m谩s plena y equitativa para todos tenemos que alcanzar una mayor igualdad econ贸mica en Estados Unidos. La relaci贸n entre la desigualdad econ贸mica y la desigualdad pol铆tica fluye en ambos sentidos. As铆 mismo tienen que hacerlo las soluciones.

 

Obst谩culos para votar

En nuestras 煤ltimas elecciones nacionales, de entre las treinta y dos naciones de la OCDE de las que se dispone de datos sobre participaci贸n electoral,12 Estados Unidos ocup贸 el vig茅simo sexto lugar. En Estados Unidos, la participaci贸n de los votantes tiende a ser mayor en las elecciones presidenciales que en las de mitad del ciclo electoral. Alrededor del sesenta por ciento de los ciudadanos con derecho a voto acudieron a las urnas en las 煤ltimas cuatro elecciones presidenciales, en comparaci贸n con el cuarenta por ciento que particip贸 en la mayor铆a de las elecciones de mitad de ciclo desde 1918 hasta 2014.13 El a帽o 2018 鈥攅n el que el 50.3鈥% de los electores vot贸 en las elecciones de mitad de ciclo鈥 fue excepcional en cuanto a participaci贸n, pero incluso esa cifra no igual贸 a las de las elecciones presidenciales. Sabemos mucho menos acerca de la participaci贸n en las elecciones locales, salvo que suele ser mucho m谩s baja, sobre todo cuando esas elecciones no coinciden con una elecci贸n presidencial. En un estudio, la participaci贸n media fue inferior al quince por ciento en las elecciones de alcaldes y concejales de las diez principales ciudades del pa铆s.14

芦Uno tiene dos empleos y ni帽os tambi茅n鈥 el factor tiempo es un problema. Y luego, necesitas plata para acudir a las urnas, para contratar a alguien que se quede con los ni帽os. Son much铆simas la trabas y los costos asociados con participar en el proceso. La lista es interminable禄.

鈥擯hoenix (Arizona)

 

En conversaciones por todo el pa铆s, muchos estadounidenses coincidieron en que hoy por hoy la din谩mica de la pol铆tica federal disminuye el poder que el com煤n de las gentes posee para influir en los resultados electorales. Hicieron referencia a la influencia de los grandes donantes en las campa帽as pol铆ticas, a la manipulaci贸n de los distritos electorales y al Colegio Electoral, e incluyeron el papel de los medios de comunicaci贸n. En todo el pa铆s, los conciudadanos afirmaron que los procesos pol铆ticos a menudo parecen estar dise帽ados para privarles de sus derechos. Simpatizantes de la izquierda y de la derecha hicieron hincapi茅 en distintas causas para explicar esa sensaci贸n de privaci贸n, pero la inquietud se compart铆a de forma amplia en ambos grupos. Tambi茅n estuvieron de acuerdo en que el gobierno local tiene mucha m谩s influencia en su vida cotidiana. Nos enfrentamos a la paradoja de que un mayor n煤mero de personas opta por participar en las elecciones nacionales, cuyos resultados consideran que solo representan su voz de forma impredecible, mientras que deciden no participar en las elecciones locales, que se considera son m谩s representativas y receptivas.

Muchas de las personas con las que habl贸 la Comisi贸n atribuyeron la baja participaci贸n a numerosos factores 鈥攁lgunos m谩s viejos y otros m谩s recientes鈥 que dificultan empadronar votantes, entender c贸mo votar y depositar el voto en la urna. Como expresara un participante en la sesi贸n que se efectu贸 para escuchar a los residentes de Farmville (Virginia), el objetivo de todos nuestros procesos de votaci贸n deber铆a ser 芦facilitar de una manera casi incre铆ble el acto de votar禄. Un dirigente local de Lowell (Massachusetts), observ贸 que votar es la 煤nica 芦transacci贸n en Estados Unidos禄 en la que hay que 芦inscribirse muy de antemano, antes de lo que se va a hacer鈥 As铆 que de veras es una barrera para quienes votan por primera vez, que suelen ser los j贸venes o los ciudadanos reci茅n naturalizados, o las personas que nunca antes han participado en el sistema禄. La Comisi贸n propone varias recomendaciones para facilitar el voto de los ciudadanos y para elevar la importancia del voto en la mente de todos como algo fundamental para la vida en una democracia constitucional.

 

Representaci贸n distorsionada

Como hemos visto, cuando se formulan pol铆ticas, los resultados se ajustan a las preferencias de los m谩s favorecidos. Una desigualdad elevada que viene de anta帽o distorsiona la representaci贸n pol铆tica al darle demasiado peso a la voz de un subgrupo de ciudadanos. Esta no es la 煤nica forma en que las voces de algunos ciudadanos reciben un peso desigual. Algunas de las distorsiones actuales est谩n integradas en las normas de representaci贸n. Los art铆fices de la Constituci贸n dise帽aron el Senado y otras instituciones de manera que no se le otorgara demasiado poder a una mayor铆a num茅rica simple. En la medida en que el tama帽o, la diversidad y la distribuci贸n de la poblaci贸n han cambiado de maneras que en 1787 eran inimaginables, el poder del Senado ha crecido de forma desproporcionada. Esta tensi贸n se traduce en la creciente brecha de representaci贸n entre lo urbano y lo rural, lo cual tambi茅n es una brecha de representaci贸n entre las poblaciones no blancas y blancas. En 2020, los veintis茅is estados con menor n煤mero de habitantes controlan la mayor铆a de los votos en el Senado, mientras que solo representan el dieciocho por ciento de la poblaci贸n del pa铆s.

En la Constituci贸n no se dictan otras reglas de representaci贸n 鈥攏i las de los distritos en que solo hay un representante ni las de los sistemas electorales en los que el ganador se lleva todo鈥. Pero son pr谩cticas tan arraigadas en los sistemas de votaci贸n de todos los estados, que a menudo parece que son el orden natural de las cosas. Como detallamos a continuaci贸n, por todo el pa铆s han surgido activistas c铆vicos que le est谩n recordando a la ciudadan铆a que este orden s铆 se puede cambiar.

芦El resultado de las elecciones en s铆 se ve venir a leguas por la manera en que se han trazado los distritos禄.

鈥擣armville (Virginia)

 

Algunas distorsiones estructurales son creadas y reforzadas por personas que ya ostentan el cargo y que solo buscan el usufructo personal. Dentro de los estados, la manipulaci贸n de los distritos para obtener ventajas partidistas les confiere a los votantes de ciertos distritos legislativos una mayor voz que a sus vecinos, y contribuye al ambiente de polarizaci贸n, incluso en el 谩mbito local. Un hombre de la zona rural de Virginia se帽al贸: 芦Yo no creo que tengamos un gobierno representativo que refleje a la gente. Y una de las razones es que creo que vivimos en una sociedad con elecciones ama帽adas. Hay gente con la capacidad de manipular los distritos electorales para ganar sus elecciones禄. La ciudadan铆a se est谩 organizando para promulgar formas de acabar con esa manipulaci贸n de circunscripciones electorales. Inspirado en esos esfuerzos, este informe ofrece recomendaciones para ayudar a igualar la representaci贸n y equilibrar el peso de la voz de los ciudadanos.

 

Instituciones desestructuradas

Darles una mayor voz a los votantes es una cosa, pero asegurarse de que alguien los escuche es otra. Muchos de los participantes en las sesiones para escuchar opiniones que organiz贸 la Comisi贸n consideraron que las instituciones de gobierno no responden a las inquietudes de los electores salvo en 茅poca de elecciones. Los datos lo corroboran. El a帽o pasado, solo uno de cada diez estadounidenses asisti贸 a una sesi贸n p煤blica, como una reuni贸n de la junta de zonificaci贸n o de la junta escolar.15 Independientemente de su origen racial, en 2018, menos del quince por ciento de los estadounidenses asisti贸 a una reuni贸n pol铆tica local. Menos del diez por ciento asisti贸 a una protesta, marcha o manifestaci贸n pol铆tica; y menos del cinco por ciento trabaj贸 para un candidato o para una campa帽a pol铆tica. Los estadounidenses de raza blanca contactaron a un funcionario p煤blico con el doble de frecuencia que cualquier otro grupo racial; pero incluso entre los blancos, menos del treinta por ciento lo hab铆a hecho.16

Son muchos los factores que desaniman al estadounidense a participar de manera activa en sus instituciones de gobierno. Entre esos factores se cuentan los horarios inconvenientes de las audiencias p煤blicas y de las sesiones del concejo municipal, la naturaleza inc贸moda de muchos espacios p煤blicos y la dificultad de contactar a funcionarios elegidos de m谩s alto rango. Como nos dijera un hombre de Bangor (Maine) sobre su presencia en audiencias p煤blicas del 谩mbito estatal: 芦He ido a muchas audiencias p煤blicas y he mirado al panel y se me ha ocurrido: 鈥淎 ellos no les interesa para nada lo que tengo que decir鈥. He malgastado dos horas para llegar a Augusta, nev贸 todo el camino y cuando por fin llegu茅 ya ustedes hab铆an decidido qu茅 iban a hacer禄.

Los estadounidenses reconocen el potencial de mayor participaci贸n que hay entre los funcionarios locales y sus electores, particularmente si se les compara con los estatales o federales. Un joven dirigente filantr贸pico de Lexington (Kentucky) se帽al贸: 芦En el 谩mbito nacional las cosas son menos tangibles. Se ven menos efectos tangibles. Pero son los candidatos locales, que no reciben tanta atenci贸n, quienes realmente transforman tu vida en el d铆a a d铆a禄. Los funcionarios locales describieron las repercusiones de las redes sociales en el funcionamiento del gobierno local. Comentaron que las redes sociales si bien aumentan el volumen de conversaciones en torno a ciertos temas de actualidad, no logran impulsar una interacci贸n significativa con los electores. Un funcionario municipal del condado de Ventura (California), coment贸: 芦La gente se organiza en las redes sociales para tratar muchas cuestiones, pero eso no se traduce en acci贸n que llegue a los recintos del Concejo ni en el env铆o de mensajes electr贸nicos a los representantes elegidos. Las conversaciones se producen y son muy organizadas, pero solo en el 谩mbito virtual. En t茅rminos pr谩cticos 驴c贸mo se logra que esas personas den un paso al frente?禄

La Comisi贸n descubri贸 que estas frustraciones son generalizadas y desaniman la participaci贸n en muchos entornos. En este informe ofrecemos sugerencias para que las instituciones pol铆ticas en los 谩mbitos local, estatal y federal se vuelvan m谩s receptivas a las voces de los ciudadanos

 

Una sociedad civil fragmentada

Como respuesta a la situaci贸n que estamos viviendo, no basta con hacer cambios en nuestros procesos e instituciones pol铆ticas. Todas las instituciones de la sociedad civil que unen a las comunidades 鈥攍as bibliotecas, los templos, los parques, las empresas, los equipos deportivos, los clubs de fans, las organizaciones filantr贸picas, las universidades, los museos y los teatros鈥 y otras m谩s le ofrecen al pueblo formas de participar en la vida de sus comunidades que no suponen tener que salir a votar, asistir a audiencias p煤blicas ni ver debates. M谩s bien crean muchos espacios compartidos en los que los estadounidenses pueden encontrarse con personas que son distintas a ellos: en Estados Unidos hay m谩s bibliotecas p煤blicas (16鈥568), por ejemplo, que cafeter铆as Starbucks (14鈥300)17, y el n煤mero de bibliotecas es diminuto si se le compara con el n煤mero de lugares de culto de todas las denominaciones (m谩s de 350鈥000).18 Las instituciones de la sociedad civil crean conjuntamente una infraestructura social que apoya a las comunidades din谩micas y resistentes.19 A menudo, son los lugares en los que los estadounidenses adquieren por primera vez las destrezas pr谩cticas y costumbres de arraigo que son fundamentales para la ciudadan铆a democr谩tica.20 Son los lugares en los que los ciudadanos de todas las clases sociales se congregan para asistir a reuniones, tomar decisiones presupuestarias y votar, y son los lugares en los que estos ciudadanos pueden desarrollar el respeto por las diversas opiniones y optan por comprometerse con el bien com煤n.

Los l铆deres de las instituciones de la sociedad civil son conscientes de la importancia del papel que desempe帽an en mantener la buena salud de la cultura c铆vica. Como nos dijera un l铆der religioso de la ciudad de Nueva York: 芦La comunidad religiosa tiene que ayudarnos a todos a entender que, si no creamos oportunidades para que todo el mundo participe en esto, estas instituciones simplemente pierden su legitimidad禄. Pero en nuestras conversaciones nos percatamos de que a muchas de estas instituciones se les est谩 haciendo dif铆cil superar la polarizaci贸n de sus propios integrantes. Adem谩s, es com煤n entre ellas carecer de los recursos para solventar sus necesidades de infraestructura, financiaci贸n y liderazgo. Estas instituciones deber谩n conectarse mejor entre s铆, integrar sus programas m谩s plenamente en las comunidades y servir de forma m谩s eficaz como puentes para aquellos que de otro modo no podr铆an encontrar un terreno com煤n. Sin instituciones de la sociedad civil que trabajen juntas y construyan puentes entre las divisiones, ninguna intervenci贸n gubernamental bastar谩 para restaurar la cohesi贸n de las comunidades fragmentadas por la demograf铆a, la ideolog铆a, los ingresos y la suspicacia.

Como nos dijera el director de una biblioteca en Maine: 芦No tenemos muchas conversaciones en persona. En Facebook se habla mucho, ya sabes, pero no hay mucha relaci贸n entre las personas que piensan de manera diferente sobre temas pol铆ticos. Las bibliotecas pueden estar en una posici贸n singular para congregar a las personas que provienen de diferentes or铆genes, que tienen diferentes perspectivas, con el fin de dar inicio a un di谩logo禄.

芦Una sociedad democr谩tica es un conjunto de ideales compartidos, 驴cierto? Solo funciona como grupo. Esa podr铆a ser su definici贸n... Y eso, me temo, podr铆a convertirse en un c铆rculo vicioso: cuanto peor funcione el sistema, menos se esforzar谩 la gente en el sistema; es un c铆rculo vicioso en el que podr铆amos meternos禄.

鈥擡llsworth (Maine)

 

Entorno medi谩tico perturbador

En 2019, el setenta y dos por ciento de los estadounidenses participaba activamente en las redes sociales. M谩s del setenta por ciento de los usuarios de Facebook y el ochenta por ciento de los usuarios de YouTube visitaba esos sitios al menos una vez al d铆a.21 Con el advenimiento de las redes sociales sin duda ha cambiado nuestra cultura c铆vica, pero en vista de que la mayor铆a de los datos que nos ayudar铆an a evaluar esta situaci贸n son propiedad privada y no est谩n disponibles para ser estudiados, es imposible describir con exactitud c贸mo se ha producido esto y cu谩les podr铆an ser sus consecuencias. No obstante, la transformaci贸n es innegable. Consideremos c贸mo el auge de las redes sociales ha coincidido con los cambios en los modelos de negocio de las publicaciones noticiosas y con una disminuci贸n sostenida del n煤mero de peri贸dicos que circulan en el pa铆s: desde 2004, casi 1800 peri贸dicos, incluidos m谩s de 60 diarios y 1700 semanarios, han dejado de publicarse.22 En el 6鈥% de todos los condados de Estados Unidos no se publica ning煤n peri贸dico; en el 46鈥% solo se publica un peri贸dico, casi siempre semanal; y en el 64鈥% no se publica ning煤n diario.23

Muchos de los estadounidenses que participaron en las sesiones que organiz贸 la Comisi贸n hablaron de c贸mo el surgimiento de las redes sociales ha hecho que sea menos probable que la gente se relacione en persona con los integrantes de su comunidad. Como dijera uno de los participantes, despu茅s de describir la cantidad de tiempo que la gente pasa ahora en las redes sociales: 芦Si dedicaran parte de ese tiempo a tomar cartas en el asunto y a relacionarse directamente con otras personas, eso, sin duda, ser铆a aprovechar mejor el tiempo禄.

Algunos activistas se帽alaron que las redes sociales pueden ser una herramienta valiosa para que las organizaciones lleguen a la gente y la impliquen en iniciativas comunitarias, incluidas marchas, campa帽as pol铆ticas e iniciativas de recaudaci贸n de fondos en las escuelas. Adem谩s, se帽alaron que en las redes sociales se puede crear un espacio en el que algunos se sientan m谩s libres para expresarse sobre cuestiones de importancia. Pero muchas m谩s personas ven las redes sociales como un entorno que socava la confianza y la fiabilidad, y que contribuye a crear un mundo en el que diferentes grupos cuentan cada uno con su propio conjunto de datos, lo cual imposibilita el debate deliberativo y hace del consenso una meta esquiva. Desde la difusi贸n de desinformaci贸n en Facebook y Twitter hasta la cantidad de tiempo que la gente pasa en internet, quienes hablaron enumeraron una amplia gama de preocupaciones sobre la repercusi贸n de las redes sociales en la calidad del debate p煤blico. Coincidieron en que las redes sociales han polarizado el debate pol铆tico y han hecho que la participaci贸n pol铆tica se perciba como un riesgo social; y dijeron que les hac铆a menos propensos a hablar en las reuniones p煤blicas, a poner un cartel de apoyo a un candidato electoral en el frente de la casa o incluso a considerar la posibilidad de candidatizarse para una elecci贸n. Una mujer de Maine explic贸 que las redes sociales 芦tienen aplicaciones maravillosas, pero tambi茅n contribuyen a la degradaci贸n de nuestro discurso civil, porque la gente dice cosas en internet que jam谩s dir铆a cara a cara. Para m铆 fue como abrir la caja de Pandora en cuanto a su efecto禄. Comentarios como este nos llevaron a preguntarnos si las empresas de redes sociales, siendo privadas y teniendo de primera prioridad generar ganancias, son capaces de servir tambi茅n un fin c铆vico.

En este informe se presentan varias sugerencias de normatividad que radican en el concepto de que las redes sociales, al igual que los medios de difusi贸n, pueden y deben estar al servicio del inter茅s p煤blico, en lugar de socavarlo. No necesitamos redes sociales, sino redes c铆vicas.

 

Falta de compromiso compartido con la democracia constitucional

Un estudio internacional realizado en 2017 por el Centro de Investigaciones Pew sobre el compromiso de la gente con la democracia revel贸 noticias preocupantes. El cincuenta y uno por ciento de los encuestados en Estados Unidos se describi贸 como 芦insatisfecho禄 con el funcionamiento de la democracia en su pa铆s, y el cuarenta y seis por ciento dijo estar dispuesto a contemplar formas de gobierno distintas de la democracia representativa, incluido el gobierno de un dirigente fuerte o dirigido por grupos de expertos. Esta tendencia era m谩s pronunciada entre las personas de dieciocho a veintinueve a帽os que entre los mayores de cincuenta.24 En el contexto del miedo y la angustia generados por la COVID鈥19, es a煤n m谩s importante que la democracia constitucional est茅 a la altura de los desaf铆os a los que nos enfrentamos.

Para comprometernos con la democracia consti颅tucional, primero debemos comprometer颅nos con nuestros conciudadanos y tener fe en ellos. Para los ciudadanos que nos hablaron, esta fe parece revivir entre rescoldos en momentos de tragedia comunitaria. En Calabasas (California), regi贸n que se recupera de una tr谩gica temporada de incendios forestales, un funcionario municipal describi贸 el efecto de los incendios en el sentimiento de prop贸sito compartido dentro de la comunidad: 芦En mi calle hab铆a un tipo que iba apagando el fuego de las casas incendiadas y sigui贸 ah铆 cuando ya se hab铆an ido los camiones de bomberos. Fue un salvador. Muchos se ofrecieron de voluntarios. Muchos conocieron a sus vecinos por primera vez. Hubo una especie de despertar c铆vico de que todos somos, a causa de la tragedia, responsables unos de otros. As铆 que siento un nuevo v铆nculo con mis vecinos, que espero que siga. No lo s茅禄. Muchos expresaron su preocupaci贸n por el hecho de que, m谩s all谩 de los espect谩culos deportivos y la respuesta comunitaria a una tragedia, los estadounidenses no tienen vivencias compartidas que les den un sentido de prop贸sito com煤n. Tambi茅n hicieron eco 鈥攜 se lamentaron鈥 de las escasas oportunidades que tienen hoy los estadounidenses para trabajar juntos con miras a mejorar sus comunidades y fomentar la confianza m谩s all谩 de cualquier divisi贸n. Sin embargo, la democracia depende de un sentido de conexi贸n m谩s duradero, as铆 como de oportunidades para practicarlo. La llegada de la crisis de la COVID鈥19 ha dejado esto muy claro. La salud y el bienestar de todos dependen de una solidaridad social que inspire el compromiso con las medidas y con que se hagan las inversiones necesarias para derrotar la pandemia.

Amanda Gorman
Amanda Gorman, poetisa juvenil laureada que declam贸 en la ceremonia de investidura del presidente Biden, abri贸, el 7 de febrero de 2020, la Convocatoria sobre el Ejercicio de la Ciudadan铆a Democr谩tica en la Casa de la Academia, con su poema 芦Himno del creyente para la Rep煤blica禄. En el acto se reunieron m谩s de setenta personas que hab铆an intervenido en sesiones que la Comisi贸n organiz贸 en todo el pa铆s en 2019.

Tener fe en nuestros conciudadanos tambi茅n requiere creer que comparten alg煤n sentido de prop贸sito com煤n, y que buscan y pueden tomar decisiones 茅ticas y con conocimiento de causa sobre nuestro destino compartido. Sin embargo, muchas personas que participaron en las sesiones que organiz贸 la Comisi贸n opinaron que sus conciudadanos no est谩n bien informados: una creencia que, naturalmente, debilita su compromiso con el sistema democr谩tico. Describiendo a muchos de sus conciudadanos, una votante independiente de Greensboro (Carolina del Norte), afirm贸: 芦A decir verdad, es que ni siquiera saben cu谩l es el primer paso para comprometerse c铆vicamente鈥 Hoy muchos se quejan de que en las escuelas ya no ense帽an ni educaci贸n c铆vica ni econom铆a, y para m铆, lo primero para tener una democracia saludable es que la poblaci贸n est茅 bien educada sobre c贸mo comprometerse禄.

Por 煤ltimo, muchas de las personas con las que hablamos expresaron la importancia de un compromiso compartido con el 芦bien com煤n禄, aunque cuando se les presion贸, se les dificult贸 articular los valores comunes que nos conectan. En este sentido, subrayaron la falta de una explicaci贸n genuinamente com煤n sobre qui茅nes somos los estadounidenses. Un dirigente local de Lowell (Massachusetts), puntualiz贸: 芦Una historia compartida o una explicaci贸n nacional com煤n nos une, pero tambi茅n creo que nos divide. Todos a帽oramos los d铆as de Walter Cronkite, pero si eras afroestadounidense, gay o mujer, probablemente no fue la mejor 茅poca. Y ahora, al incluirse a m谩s grupos que hab铆an sido excluidos, va cambiado la explicaci贸n compartida. Y parte de esa unidad que sent铆amos, fuera o no artificial, se ha fracturado un poco禄.

En este informe se propone una l铆nea de acci贸n que ayudar谩 a crear estas oportunidades y, por tanto, a recuperar una mayor fe en los vecinos y en uno mismo.

Endnotes

  • 3Pew Research Center, 芦v禄, 11 de abril de 2019.
  • 4Lee Rainie, Scott Ketter, y Andrew Perrin, 芦禄, Pew Research Center, 22 de julio de 2019.
  • 5滨产铆诲.
  • 6Pew Research Center, 芦禄, 11 de abril de 2019.
  • 7滨产铆诲.
  • 8滨产铆诲.
  • 9Emmanuel Saez, 芦禄 (Berkeley: University of California, Berkeley, 2019).
  • 10Martin Gilens y Benjamin I. Page, 芦禄, Perspectives on Politics 12 (3) (2014): 564鈥581.
  • 11Niv M. Sultan, 芦禄, OpenSecrets.org, 13 de abril de 2017.
  • 12Drew DeSilver, 芦禄, Pew Research Center, 21 de mayo de 2018.
  • 13United States Election Project, 芦禄.
  • 14V茅ase  芦禄.
  • 15(ICPSR 37303) (Ann Arbor, Mich.: Inter-University Consortium for Political and Social Research [distribuidor], 2019).
  • 16.
  • 17芦禄, America鈥檚 Libraries, abril de 2019; y Julie Jargon, 芦Too Much Coffee? Starbucks Shops Outnumber McDonald鈥檚禄, The Wall Street Journal, 7 de junio de 2018.
  • 18Rebecca Randall, 芦禄, Christianity Today, 14 de septiembre de 2017.
  • 19Para ver otros ejemplos de c贸mo ha cambiado la vida en las asociaciones en Estados Unidos, v茅ase, del Social Capital Project, What We Do Together: The State of Associational Life in America (Washington, D.C.: United States Congress Joint Economic Committee, 2017).
  • 20Alexis de Tocqueville, Democracy in America (1835).
  • 21Pew Research Center, 芦禄,  19 de junio de 2019.
  • 22Quedan alrededor de 7112 peri贸dicos (1283 diarios y 5829 semanarios). Penelope Muse Abernathy, (Chapel Hill: Journalism Center for Innovation and Sustainability in Local
    Media, University of North Carolina, 2018), 10.
  • 23滨产铆诲.
  • 24Richard Wike, Katie Simmons, Bruce Stokes,
    y Janell Fetterolf, 芦禄, Pew Research Center, 16 de octubre de 2017.